La modernidad es frecuentemente llamada como “la era secular”; siguiendo a Max Weber, la modernidad es igualada con la secularización. Sin embargo, en las recientes décadas se ha visto un fuerte resurgimiento de la religión en muchas partes del mundo. Frecuentemente, este resurgimiento toma forma de un fundamentalismo reaccionario y antimodernista, con líderes religiosos tratando de recapturar el poder político perdido en la modernidad secular. Este trabajo explora la posibilidad de que la religión ha retornado, pero en una nueva forma “post-secular” donde, atravesando el secularismo moderno, la religión es libre de las ansias de dominio y dominación. Esta posibilidad anuncia un nuevo significado de libertad religiosa y una proyección de (lo que llamo) una religión del servicio. El artículo también discute la moderna insistencia sobre la “privatización” de la religión, esto es, el confinamiento de la fe en una estricta experiencia interna (como lo formula William James). La noción de la religión de servicio rescata la fe desde una solitaria interiorización sin erigirla en un poder público.